AVISO

AVISO: Todas las historias son inventadas, todos los personajes son ficticios, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

domingo, 13 de noviembre de 2011

¡Trasunto!

La Reunión se inició a las 8:30h en la sala de proyecciones.

La sala frente a la pantalla, tenía forma de herradura. En la parte baja, estaba el patio de butacas, donde los sillones estaban repartidos en filas separadas por un pasillo central. El suelo, estaba levemente inclinado, para preservar un mínimo de visibilidad.

La sala de proyecciones, se utilizaba para reuniones, conferencias, formaciones, etc.

La Oficial General Kutsuge Ginzburg, había convocado al Coronel Ion Ibbotson, la Comandante Azkune Uhlman, el Dr. Gabriel Gremnitz, el Dr. Edorta Guró y la Dra. Haizeder Sokolow, para que le ayudaran a evaluar la actuación de la Suboficial Zuhurne Zaken, en su último procedimiento.

La Oficial General Ginzburg se comunicó con su ayudante. Itsaso Hilsenrath, estaba en la habitación auxiliar de la sala de proyecciones, donde se encontraba el proyector y el equipo de sonido, esperando las instrucciones de la oficial general, transmitidas a través del intercomunicador, de apagar las luces de la sala y poner en marcha la película, una vez, los asistentes, se hubiesen acomodado en las primeras filas.

A medida que avanzó el metraje de la película, apareció Zuhurne Zaken, cortando, meticulosamente y con mano firme, trozos de epidermis del brazo del Sr. Koontz que se retorcía de dolor, a la vez, que le preguntaba por el nombre de sus colaboradores en el ataque terrorista, mientras el Dr. Guró, le tomaba las constantes vitales.

Seguidamente, Zuhurne Zaken se acercó al Dr. Guró interesándose por el estado del Sr. Koontz, que respondió positivamente. Acto seguido, el Dr. Guró, le limpió una mancha de sangre, que se hizo Zuhurne Zaken, al tocarse la mejilla, accidentalmente.

La película siguió avanzando. Los asistentes permanecían en silencio y a oscuras, sólo iluminados por los destellos que emanaban del proyector y rebotaban de la pantalla hasta sus caras. Estudiando cada palabra que fluía por los altavoces, resonando por toda la sala.

Entonces, Zuhurne Zaken parecía que se sacaba algo del bolsillo, pero el Dr. Guró se puso de tal forma que tapó lo que ocurría, de fondo se escuchó a la Oficial General Ginzburg preguntando que sucedía, y el Dr. Guró contestó que nada y Zuhurne Zaken soltó un berrinche.

En ese momento, una oreja salió disparada, y voló por encima de las cabezas de Zuhurne Zaken y el Dr. Guró. Posteriormente, un ojo, cayó al suelo. El Dr. Guró lo pisó, fortuitamente, lamentándose por lo ocurrido. Zuhurne Zaken, se aproximó al Dr. Guró y le susurró algo al oído, mientras le mostraba la palma de la mano cerrada, luego la abrió y dejó caer el contenido al suelo, era la nariz del Sr. Koontz.

El Dr. Guró se encogió de hombros y se apartó. Finalmente, Zuhurne Zaken dejó el bisturí en el carrito. Volvió a rebuscar en el bolsillo de su bata, y extrajo un destornillador y un martillo. Entretanto, el Sr. Koontz, no se quejaba, por que se había quedado inconsciente.

A lo lejos, todavía, podían entenderse las palabras de disconformidad de la Oficial General Ginzburg, pero aún así, no dio la orden de parar el proceso.

Zuhurne Zaken, colocó la punta del destornillador en la base del incisivo central superior que limita con la encía y golpeó el culo con el martillo. Se podía escuchar el ritmo indolente a través de los altavoces, inundando la sala de proyecciones. El ritmo era lánguido y rítmico.

El Dr. Guró, había dejado de comprobar las constantes vitales del Sr. Koontz y se había sentado en el suelo. Zuhurne Zaken seguía martilleando el destornillador que seguía repicando incisivamente el diente. El Sr. Koontz volvió de su letargo con un estruendoso alarido que invadió la sala de proyecciones, que tanto les había impactado en ese momento, como en el otro.

Zuhurne Zaken se giró a la Oficial General Ginzburg y comentó que el Sr. Koontz no sabía nada, que era una pérdida de tiempo, un callejón sin salida. No hubo respuesta, pero tras unos segundos, le obligó que siguiera.

Eso no pareció gustarle a Zuhurne Zaken, que se quedó quieta por unos segundos, estaba como meditando. Primero se quedó como observando hacía donde estaban sentados la Oficial General y sus asesores, luego volvió la cabeza hacía donde estaba sentado el Dr. Guró, éste se incorporó y empezó a examinar al Sr. Koontz, después se quedó como ensimismada, hasta que reaccionó.

Se situó junto al Dr. Guró, revisando datos, hablando entre murmullos, hasta que éste le hizo un gesto de aprobación.

De repente las luces de la sala, se encendieron. 

-  Señores, tenemos que posponer esta reunión. Acabamos de recibir nueva información sobre el ataque terrorista perpetrado en la escuela Hammerstein. Fuera les espera mi ayudante, para acompañarles al nuevo punto de reunión, pero antes, si lo desean, pueden tomarse un descanso de cinco minutos.


Los asistentes fueron abandonando la sala de proyecciones hasta quedar la Oficial General Ginzburg y el Dr. Gabriel Gremnitz.

-         ¿Qué vas a hacer con el Dr. Guró?
-         De momento me interesa mantenerlo en activo.
-         ¿Y Zuhurne Zaken? 
-         Gabriel, ahora no.

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